El cierre de cocinas fantasma en Arganzuela y Chamartín por motivos de seguridad e higiene ha generado un impacto significativo en la comunidad local. Dos establecimientos ubicados en Paseo Imperial 6 (Arganzuela) y Canillas 18 (Chamartín) han debido cerrar sus puertas después de que el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 8 anulara sus licencias por considerarlas «no adecuadas a derecho». Estas decisiones se suman a las sentencias previas que declararon la nulidad de la actividad de negocios similares en la calle Alejandro Ferrant 8 y en el Paseo Imperial 8 (Arganzuela), lo que ha generado una creciente preocupación en la comunidad.
Las sentencias emitidas por el juzgado han sido recibidas con cierto alivio por parte de la comunidad de propietarios de Paseo Imperial, 4, 6 y 21, entre otras, quienes se habían opuesto firmemente a la presencia de estas cocinas fantasma en su entorno. Según el fallo judicial al que tuvo acceso Europa Press, se argumenta que la concesión de las licencias para estos establecimientos se realizó sin una evaluación ambiental adecuada y sin los informes técnicos y jurídicos necesarios.
La demanda presentada por la comunidad también cuestiona que el control del cumplimiento normativo municipal haya sido llevado a cabo por una empresa privada en lugar de un funcionario público, lo que ha generado preocupaciones adicionales sobre la seguridad y la salubridad de estas operaciones. Se ha destacado que estas cocinas fantasma no solo implican la preparación de alimentos, sino también su envasado, almacenamiento y distribución a gran escala, lo que plantea riesgos significativos para la salud pública.
La Federación Regional de Asociaciones Vecinales (Fravm) ha expresado su apoyo a la demanda de una solución urgente a los problemas generados por estas cocinas en los vecindarios afectados, citando casos como el de la calle José Calvo (Tetuán) como ejemplos adicionales de esta preocupante tendencia. Según la Fravm, el Ayuntamiento de Madrid ha fallado en su deber al no tramitar adecuadamente los procedimientos de evaluación ambiental y al no calificar de manera adecuada estas actividades, lo que ha llevado a una situación en la que se considera que las operaciones en cuestión son molestas, insalubres, nocivas o peligrosas.
Otra sentencia reciente ha respaldado la posición de la Asociación de Vecinos contra las Cocinas Industriales y la comunidad de propietarios de la calle Quintiliano en su oposición a la licencia otorgada para la elaboración y distribución de comidas preparadas, así como para las obras de acondicionamiento del inmueble en la calle Canillas 18. Esta decisión refuerza la idea de que estas actividades deben ser reguladas de manera más estricta para garantizar la seguridad y la tranquilidad de los residentes en las zonas afectadas.
En resumen, el cierre de cocinas fantasma en Arganzuela y Chamartín es un paso importante hacia la protección de la seguridad y la higiene en estas áreas urbanas. La comunidad local ha demostrado su determinación para abordar los problemas generados por este tipo de establecimientos y ahora es responsabilidad de las autoridades municipales garantizar que se establezcan medidas adecuadas para prevenir futuros incidentes similares. La salud y el bienestar de los ciudadanos deben ser siempre la prioridad en cualquier decisión relacionada con la operación de negocios en entornos residenciales.