La semana europea de la movilidad culminó de una manera espectacular en Madrid con una fiesta de góspel nocturna que sorprendió a los pasajeros del autobús N26 que viajaban desde Alonso Martínez hasta Aluche. Este evento fue el último concierto sorpresa organizado por la EMT para promover el uso del transporte público y animar a la gente a dejar sus coches en casa.
El ambiente en el autobús era variado, con pasajeros que iban desde el crápula hasta el currante, cada uno con su propia historia y motivo para utilizar el transporte público. Sin embargo, el viernes por la noche, todos se vieron sorprendidos al encontrarse con un cuarteto de voces negras de góspel vestidas de negro en la plataforma central del autobús, listas para cantar y contagiar su alegría a los pasajeros.
Los pasajeros del N26 fueron testigos de una experiencia única mientras el Gospel Factory, dirigido por Dani Reus, entonaba melodías religiosas negras que resonaban por las calles de Madrid. Desde la Castellana hasta Sol, el autobús se convirtió en un escenario improvisado donde la música y el entusiasmo se mezclaban con la rutina diaria de los viajeros.
La actuación fue ganando intensidad a medida que el autobús se iba llenando de gente que se unía al coro improvisado de «Oh, happy day». Las palmas y las voces de los pasajeros se fusionaron en un momento de alegría compartida, demostrando que la música tiene el poder de unir a las personas incluso en medio de la noche madrileña.
Incluso algunas cantantes del musical The Book of Mormon, que viajaban en el autobús, se sumaron a la fiesta, añadiendo su talento a la emotiva interpretación de la canción. El director, Dani Reus, emocionado por la respuesta del público, animó a todos a unirse en el estribillo central, creando un ambiente de camaradería y celebración en el bus.
A medida que el autobús se acercaba a su destino final, el cuarteto se despidió entre aplausos y agradecimientos de los pasajeros, dejando atrás un recuerdo inolvidable en la noche de Madrid. Aunque la música se desvaneció lentamente, el espíritu de la fiesta permaneció en el ambiente, recordándoles a todos que la magia puede ocurrir en los lugares más inesperados.
En conclusión, la fiesta de góspel nocturna en Madrid demostró que la música es un lenguaje universal que puede unir a las personas y transformar una simple noche de autobús en un momento mágico e inolvidable. La EMT logró su objetivo de promover el uso del transporte público de una manera creativa y emocionante, dejando a los pasajeros con una sonrisa en el rostro y el corazón lleno de alegría. ¡Oh, happy day!