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Un templo románico perdido en el tiempo: la historia detrás del Mercado de Madrid

En el corazón de Madrid, donde hoy se erige el bullicioso Mercado de San Miguel, se encontraba en tiempos pasados una iglesia de gran valor histórico: la iglesia de San Miguel de los Octoes. Este templo, desaparecido en la actualidad, nos habla de un pasado lejano en el que la Villa y Corte comenzaban a tomar forma, y de la influencia de figuras como José Bonaparte en la transformación de la ciudad.

Orígenes de la iglesia de San Miguel de los Octoes

La iglesia de San Miguel de los Octoes era una de las diez iglesias mencionadas en el Fuero de Madrid en 1202, lo que le otorgaba un valor histórico singular. Su nombre, «Octoes», ha sido objeto de debate entre estudiosos a lo largo de los años. Algunos sugieren que proviene del término latino «auctores», que significa garantes o conjuradores, indicando que la iglesia era considerada juradera. Otros creen que el nombre hacía referencia a la familia patrocinadora de la parroquia en sus inicios, cuyo apellido era Octoes.

A lo largo de los siglos, la iglesia de San Miguel de los Octoes se vio constreñida por las murallas de Madrid, lo que dificultaba cualquier intento de ampliación o reforma. A pesar de ello, en el siglo XVI se llevaron a cabo diversas reformas en el templo, aunque estas se vieron obstaculizadas por su proximidad a los muros defensivos de la villa.

El legado de la familia Zapata

En 1566, Francisco Zapata y Cisneros ordenó el derribo de las murallas circundantes a la iglesia de San Miguel de los Octoes con el fin de construir su propia vivienda en ese espacio. La familia Zapata ejercía una gran influencia en el barrio de San Miguel, y algunos de sus miembros estaban enterrados en las capillas de la iglesia. Incluso el célebre escritor Félix Lope de Vega fue bautizado en esta iglesia un 6 de diciembre de 1562.

Sin embargo, la iglesia de San Miguel de los Octoes también tuvo un destino más sombrío en el siglo XVII, cuando se utilizó para enterrar a los reos condenados a garrote vil. Además, el incendio de la Plaza Mayor en el siglo XVIII dejó la iglesia muy dañada, lo que llevó al arquitecto real Juan de Villanueva a recomendar su demolición por razones de seguridad.

La influencia de José Bonaparte

Finalmente, fue José Bonaparte quien aprobó la demolición de la iglesia de San Miguel de los Octoes en 1809, como parte de un plan de modernización de la ciudad. Tras su desaparición, los feligreses pasaron a la parroquia de San Justo y Pastor, que cambió su nombre por San Justo y San Miguel en honor al templo perdido. El lugar, ahora desocupado, se convirtió en una plaza de mercado que con el tiempo daría paso al Mercado de San Miguel.

El nacimiento del Mercado de San Miguel

El Mercado de San Miguel, construido en hierro siguiendo los cánones de la época, se convirtió en uno de los primeros mercados de la capital. A lo largo de los años, este espacio ha evolucionado para adaptarse a las demandas de la sociedad, convirtiéndose en un mercado gastronómico donde los visitantes pueden degustar una amplia variedad de platillos y cocinas.

El Mercado de San Miguel: un lugar de encuentro y tradición

Hoy en día, el Mercado de San Miguel es mucho más que un simple mercado. Es un lugar de encuentro para madrileños y turistas, donde se puede disfrutar de la rica gastronomía española en un ambiente único y acogedor. Con su historia arraigada en los cimientos de una antigua iglesia románica, el mercado sigue siendo un reflejo de la evolución de Madrid a lo largo de los siglos.

En conclusión, el Mercado de San Miguel es un lugar lleno de historia y tradición, que ha sabido adaptarse a los cambios del tiempo para convertirse en un icono de la gastronomía madrileña. A través de sus pasillos y puestos, se puede apreciar la rica herencia cultural de la ciudad y disfrutar de una experiencia única que combina pasado y presente en un mismo lugar.