La talentosa actriz madrileña, Suerte, ha conquistado la capital con su obra teatral «Ya nunca tengo hambre», una impactante confesión sobre los trastornos de conducta alimentaria (TCA). Esta joven creadora de 28 años ha logrado plasmar en el escenario una reflexión profunda sobre el cuerpo, la alimentación y el amor, desafiando al público a enfrentar sus propias verdades internas.

Suerte, nacida en Jaca en 1996, descubrió su pasión por las artes escénicas durante su paso por la universidad en Barcelona. Inspirada por la obra «Antígona», se dio cuenta de que su lugar estaba en el escenario y decidió estudiar Arte Dramático tras finalizar su carrera de Medicina. El germen de su obra ya estaba germinando en su mente, y no pudo resistirse a la llamada de la creatividad.

A pesar de las dificultades y la distancia que tuvo que superar al dejar su pequeña ciudad natal y mudarse a Barcelona, Suerte se embarcó en esta nueva aventura con valentía y determinación. Su trayectoria en el mundo de la medicina le ha otorgado una perspectiva única que se refleja en su obra, donde utiliza terminología médica para profundizar en la complejidad de los trastornos alimentarios.

En una emotiva entrevista en una cafetería de Lavapiés, Suerte comparte sus reflexiones sobre los «días D» que marcan nuestras vidas, esos momentos en los que una verdad interna nos golpea con fuerza y cambia nuestro rumbo. La artista revela la lucha contra su propia autoexigencia y las expectativas externas que la llevaron a cuestionar su camino y finalmente a lanzarse de lleno al mundo de la interpretación.

Un viaje de autodescubrimiento a través del arte

El proceso creativo de Suerte se convirtió en un viaje de autodescubrimiento, donde exploró sus propias heridas emocionales y encontró inspiración en su propia historia y la de sus amigas. A través de la autoficción, la dramaturga logra llevar al extremo las experiencias personales para crear una obra con un profundo mensaje artístico y emocional.

Suerte se sumerge en su propia historia de trastornos alimentarios no diagnosticados en la adolescencia, un episodio que mantuvo en secreto durante años. Al enfrentarse a estos recuerdos dolorosos, la artista se dio cuenta de que la verdadera raíz de su sufrimiento estaba en la búsqueda de validación externa y el amor propio. Este proceso la llevó a iniciar un camino de terapia y autoaceptación, descubriendo que la belleza y la aceptación van más allá de los estándares físicos impuestos por la sociedad.

El impacto transformador del arte en la sociedad

A través de su obra teatral, Suerte busca romper el silencio y la vergüenza que rodea a los trastornos alimentarios y la imagen corporal en nuestra sociedad. Al compartir su historia y sus luchas con el público, la actriz pretende abrir un espacio de diálogo y empatía, invitando a otros a confrontar sus propias inseguridades y miedos.

La actuación de Suerte en el escenario se convierte en un acto de liberación y empoderamiento, donde encuentra su verdadera vocación y pasión. Con cada representación, la artista se sumerge en un estado de plenitud y conexión con el público, experimentando una sensación de totalidad y realización que solo el arte puede brindar.

En una ciudad vibrante como Madrid, Suerte ha encontrado un nuevo hogar lleno de oportunidades y experiencias enriquecedoras. A pesar de los desafíos y las incertidumbres del mundo artístico, la joven actriz ha sabido abrirse camino y construir una vida más plena y disfrutona en la capital, donde su talento y creatividad brillan con luz propia.

Con cada actuación, Suerte nos recuerda la importancia de abrazar nuestra autenticidad y aceptar nuestras imperfecciones, encontrando la belleza y la fuerza en nuestras propias historias y experiencias. Su obra es un testimonio inspirador de la capacidad transformadora del arte y la vulnerabilidad humana, invitándonos a reflexionar sobre nuestras propias luchas y triunfos en el viaje hacia la autoaceptación y el amor propio.