Veredicto: Jesús Pradales declarado culpable por el asesinato de Juana Canal en 2003
Después de 21 años y medio, finalmente se ha alcanzado un veredicto en el caso del asesinato de Juana Canal en 2003. Jesús Pradales, el hombre acusado de matar a Juana en el piso que compartían en Ciudad Lineal, ha sido declarado culpable por un jurado popular. Este trágico suceso tuvo lugar en la calle Boldano, donde Pradales acabó con la vida de Juana durante una discusión, argumentando que se debió a un conflicto relacionado con el dinero que ella había recaudado como taxista ese día, alrededor de 600 euros.
La Audiencia Provincial de Madrid será la encargada de determinar la pena que Jesús Pradales deberá cumplir. Tanto la Fiscalía como la acusación particular están solicitando una pena máxima de 15 años por homicidio, con la agravante de parentesco. Por otro lado, la defensa de Pradales ha pedido cinco años por homicidio imprudente y ha argumentado que la condena ya debería considerarse cumplida, dado que el acusado ha estado en prisión provisional durante dos años.
El arresto de Jesús Pradales tuvo lugar el 26 de octubre de 2022, a solo cuatro meses de que el caso prescribiera. En ese momento, Pradales admitió haber matado a Juana, aunque afirmó que fue de forma accidental, tras propinarle un golpe que provocó su caída y posterior golpe en la cabeza. Sin embargo, esta explicación nunca ha sido creída por las autoridades policiales. Posteriormente, Pradales desmembró el cuerpo de la mujer, lo colocó en maletas y lo transportó en su taxi hasta Navarredondilla (Ávila), donde enterró los restos en dos hoyos que él mismo cavó. De regreso a Ciudad Lineal, dejó una nota para uno de los hijos de Juana, ya fallecido, informando que habían discutido esa noche y que ella se había ido de la casa.
Fue hasta el 18 de noviembre de 2019 que una pareja encontró restos óseos pertenecientes a una pierna, los cuales, al ser analizados con pruebas de ADN, confirmaron que se trataba de los restos de Juana Canal. Este descubrimiento puso fin a años de incertidumbre sobre el paradero de la víctima y permitió avanzar en el caso.
Jesús Pradales, quien había continuado con su vida casándose, teniendo hijos y trabajando en ferias de pueblos, mantuvo su implicación en el crimen en secreto. Incluso la comisaría del distrito había cerrado el caso como una desaparición voluntaria sin investigar más a fondo. Sin embargo, la casualidad hizo que los restos óseos fueran descubiertos por dos desconocidos, lo que finalmente llevó al esclarecimiento del caso y a la condena de Pradales.
En conclusión, el veredicto de culpabilidad contra Jesús Pradales por el asesinato de Juana Canal en 2003 marca el cierre de un largo capítulo de dolor y sufrimiento para la familia de la víctima. Ahora, la justicia deberá determinar la pena que el acusado deberá cumplir por tan atroz crimen, que ha dejado una herida abierta durante más de dos décadas.